Pedro Velázquez: «Para la ética, el deporte es más efectivo que una clase teórica» Ha desarrollado su carrera de modo brillante en la Comisión Europea en los campos del deporte y la comunicación. Hoy trabaja para Save The Dream desde Qatar, en la promoción de buenas prácticas en este campo
Rumbo Deporte
Marta Caballero

En la calle Jilguero, en el barrio de Los Pajaritos, de Sevilla, frente a la antigua cárcel, nació en 1963 Pedro Velázquez. Nos lo cuenta desde su despacho, en Qatar, donde trabaja para la organización Save the Dream. A su espalda, luce enmarcada una camiseta de la Selección Española de Fútbol, probablemente de algún mundialista. Antes de mudarse a los Emiratos, su periplo profesional le llevó a numerosas responsabilidades dentro de la Comisión Europea, especialmente en el ámbito deportivo. La pregunta es, ¿cómo acaba un licenciado en Románica dedicándose a crear campañas internacionales para el fomento del deporte? 

Velázquez ha desarrollado su carrera en la Comisión Europea en los campos del deporte y la comunicación. Fue responsable de la preparación del Libro Blanco sobre el Deporte de 2007 y, tras la entrada en vigor del Tratado de Lisboa, de la Comunicación de la Comisión de 2011 Desarrollo de la dimensión europea en el deporte. Coordinó el Año Europeo de la Educación a través del Deporte 2004 y se encargó del lanzamiento de los programas Erasmus + y Europa Creativa de la Unión Europea en los ámbitos de la educación y la cultura. Tiene una Maestría en Gobernanza del Deporte Europea otorgada por el Instituto de Estudios Políticos de París, Sciences Po.

VALE4Mucho antes de todo esto, el sevillano crecía entre su barrio y el de sus abuelos, San Bernardo, al que se siente emocionalmente ligado, mientras se educaba en el Colegio Maestro Escuela. Más adelante, su familia se mudó al Parque Alcosa y, tiempo después, él mismo decidió estudiar en el Instituto San Isidoro, una elección que considera óptima por la gran formación que allí recibió. Hace cinco años, en aquel que había sido su centro, cuenta con orgullo, ofreció una charla sobre su eminente carrera. Fue allí donde un profesor les advirtió de que su generación tendría no uno sino al menos dos o tres trabajos a lo largo de su vida. Se lo tomó al pie de la letra.

La suya es una trayectoria eminente y sorprendente, como decíamos, por lo inesperado de sus saltos de un país a otro. Todo comenzó con un anuncio que vio en El País cuando cursaba el último año en la facultad. Solicitaban intérpretes para la Comisión Europea y Velázquez decidió echarle valor aun sin tener la carrera terminada. «Supuse que podría entregar el título una vez finalizara la selección». Era el año 86 y él estaba ávido de experiencias en el extranjero. Salió airoso del examen oral y le seleccionaron para dos cursos en Madrid que funcionaban casi como un examen constante, Cada dos meses, celebraban eliminatorias. Quedaron sólo 11 intérpretes, él entre ellos.

«Como estudiaba Románica, centrada entonces en el francés, había pasado un verano en Francia. No existía el Erasmus pero sí un acuerdo de la Universidad de Sevilla con la Universidad de Lyon 2. Ahí se me había quedado el gusanillo por salir«, explica. Y esa inquietud le llevó con 24 años a vivir una experiencia profesional «maravillosa». De pronto iba a vivir en Bruselas -la ciudad entera, nueva, por delante- y a desempeñar su profesión para instituciones europeas. Todavía no lo sabía pero iba a ser testigo de la historia, y además una época de grandes cambios en la Unión.

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Lograr el entendimiento entre políticos

Sus cometidos eran de lo más dispar. Desde una reunión con el Comité de Veterinarios a otra sobre el fertilizante del tomate o sobre energía nuclear, de encuentros políticos del comité de embajadores a reuniones de ministros, Consejos Europeos con Presidentes de Gobierno… «Estaba presenciando todo lo que habías leído en la prensa. La posibilidad de hacer que dos personas que no se entienden puedan llegar a un acuerdo es una bonita oportunidad. Lo ves pasar todo, las maratones de 24 horas sin dormir, las tensiones… aprendí mucho».

Pasó 12 años de dicha en aquel oficio. En el ínterin, había aprendido portugués, inglés y griego, idiomas que sumó al francés y al italiano. En 1999, le llegó la oportunidad de trasladarse al Departamento de Organización de Conferencias para la Comisión Europea. En su seno, aprendió a manejar los mecanismos administrativos del organismo. «Me especializaron en Europa del Este. Era la época de pre adhesión, y mi trabajo consistía en organizar conferencias en ciudades donde la Comisión no había estado nunca«.

Un año y medio después, le llegó una nueva oferta, esta vez para la Dirección General de Agricultura. «No tengo ni idea del asunto», les confesó, pero aún así se puso las pilas y aceptó gestionar el sector de las plantaciones de tabaco. «Querían a alguien que comunicara bien en varios idiomas, porque era un mercado que recibía mucho capital de la Unión, que movía 1.000 millones de subvenciones al año. Pero a la vez la Unión lanzaba mensajes desde la salud para que la gente dejara de fumar. Eran vías antagónicas y había que saber casarlas desde la comunicación». Asumió el reto. En términos deportivos, pasó dos años jugando fuera de casa para acometerlo.

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Pedro Velázquez, durante su etapa en la Comisión Europea.

Primer contacto con el deporte

Pasado este tiempo, empezó a anhelar un poco de calma y aprovechó la posibilidad de movilidad en los departamentos. Años atrás había estudiado economía del Desarrollo en la London School of Economics y había pasado seis meses formándose en la Facultad de Economía de la Universidade Nova de Lisboa y cursado dos años de Derecho en la UNED, que le brindaron conocimiento en esta materia que sería clave en su futuro puesto. Además, había sido profesor en la Escuela de Interpretación en la Universidad de Westmister, en Londres.

Con ese puzzle de conocimientos, encontró la oportunidad en la Unidad de Deporte, un departamento entonces pequeño, joven, donde buscaban a alguien para coordinar el Año Europeo de la Educación a través del Deporte en 2004. «Por entonces, estas celebraciones tenían mucha más repercusión que hoy».

«El tema siempre me había interesado no sólo como deportista, pues desde niño había jugado al fútbol, nadado, hecho atletismo, ciclismo… sino también en lo referido a la gestión. Vi que iba a gozar de una buena motivación y comprensión de cómo funcionaban las políticas deportivas. Empecé en 2002 y estuve hasta 2013. Hice de todo, fue un periodo muy interesante porque era la época en la que el Deporte empezó a formar parte de las Comisiones de la UE«.

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El la gala Danone Copa de Naciones en el Tribunal Superior de Justicia de Londres, junto al ex futbolista Zinedine Zidane.

Antes de pasar a la agenda de las instituciones comunitarias, el deporte ya gozaba de una enorme visibilidad. En 1995, el Caso Bosman, que derogó las cuotas del número de futbolistas europeos en un club a favor de la libre circulación de trabajadores para el mundo del deporte, había puesto el tema en la agenda mediática y en las preocupaciones de la Unión. Igualmente, el Tribunal de Justicia cambió la historia del fútbol al liberalizar los derechos del mercado de la televisión, una decisión que propulsó la aparición de nuevas plataformas audiovisuales. Pero, justo en el momento en el que Velázquez entró en este departamento, la UE había decidido intervenir directamente en el tema.

Por ejemplo, a través del desarrollo de políticas propias para promover la actividad física, fulminar la discriminación de género, estudiar la economía del deporte… «Es un sector que mueve miles de millones, no sólo de forma profesional sino a través de las personas que se apuntan a la práctica deportiva. De lo que hablan en los periódicos representa sólo un 20 por ciento«.

De 2004 a 2012 se esforzó en todas estas cuestiones. Entre otros méritos, el nuevo departamento trabajó en entender cuál era el verdadero impacto económico del deporte y propició que este sector fuera parte de la Unión Europea, incluyendo una línea de financiación que se sustentó en el Programa Erasmus +.

Más adelante, obligado por el sistema de movilidad interno de la Comisión, volvió a cambiar de departamento. Tuvo entonces la oportunidad de dirigir la Unidad de Comunicación de Educación y Cultura. En 2013, estuvo al frente de la campaña de difusión del programa Europa Creativa 2014-2020. «Me pareció un proyecto muy interesante pero luego me decepcionó porque era muy burocrático, así que decidí buscar otro cambio».

Velázquez en uno de los actos del Año Europeo del Deporte 2004. A su derecha, Viviane Reding, entonces vicepresidenta de la Comisión Europea. Foto: Gero Breloer.

Velázquez en uno de los actos del Año Europeo del Deporte 2004. A su derecha, Viviane Reding, entonces vicepresidenta de la Comisión Europea. Foto: Gero Breloer.

Rumbo a Qatar

Durante su década deportiva, Velázquez había logrado multitud de contactos y tiró de ellos para agarrarse a una nueva aventura. Fue ahí cuando el International Center for Sports Security le contactó para una consulta acerca de cómo podían colaborar con la Comisión Europea. «Me reuní con ellos, les dije que ya no trabajaba ahí y así surgió la oportunidad de irme a Qatar al proyecto Save The Dream, donde estoy desde noviembre de 2014″.

Asegura el comunicador que la experiencia ha sido interesante a todos los niveles. Primero, por su vuelta al terreno deportivo, que le apasiona, y luego porque, 27 años después, abandonaba el frío centroeuropeo para vivir junto al desierto. «Todavía digo bendito calor». Conocer Qatar y su cultura también le ha resultado estimulante. «Mi mujer, que es sevillana y que trabajaba como profesora en Bruselas, pues como yo estudió Filología, ha podido tomarse un año sabático. Mis hijas, una de 27 y otra de 22, están todavía allí. El año lo empezamos cada uno en un país diferente pero no es raro para nosotros».

La italiana Giusy Versace, atleta paralímpica con dos piernas ortopédicas, en una actividad de Save the Dream con niños discapacitados.

La italiana Giusy Versace, atleta paralímpica con dos piernas ortopédicas, colabora con Save the Dream para estimular la integración de los niños discapacitados mediante el deporte.

En Qatar está el Centro Internacional para la Seguridad en el Deporte (ICSS), una organización sin ánimo de lucro financiada por el Gobierno del país y que tiene una vocación global a la hora de desarrollar líneas de negocio y consultoría en torno a la seguridad contra amenazas exteriores y de infraestructuras, evitar la corrupción, etcétera. «Esto es fundamental en términos de economía del deporte. La organización para la que trabajo tiene a la Copa del Mundo de Qatar entre sus principales clientes, pero también a otras organizaciones que fomentan estas cuestiones».

Por último, agradece haber pasado de un ambiente multicultural europeo a uno mundial. «Esto es como la ONU, hay gente de todas partes. No me imaginaría en un sitio donde todos tuvieran mi nacionalidad», bromea. Al frente de ese equipo sigue trabajando para luchar contra los fenómenos negativos que pueden surgir en la práctica deportiva, para que esta forme parte de una transformación positiva de la sociedad a través de educación en valores. «El deporte es un instrumento poderoso para luchar contra males diversos y lograr conquistas que, quizás, desde otros puntos de la educación, no es tan difícil conseguir». Está en el lugar adecuado, Qatar es el único país del mundo que tiene una fiesta nacional dedicada al deporte, el segundo martes de febrero.

«Mi trabajo consiste en crear actividades para fomentar el deporte en esta dirección que comento. Trabajamos con otras asociaciones unificando esfuerzos, nuestra misión es global. Por ejemplo, nos interesa el diálogo intercultural entre Europa, Norte de África y Oriente Medio. ¿Cómo usar el deporte para eso? Pues se me ocurrió, moviendo mis contactos, que existía un proyecto en Lleida que apoyaba a deportistas de élite en torno al Mediterráneo, utilizando los Juegos del Mediterráneo como plataforma. Pensé que sería buena idea extenderlo a los países del Norte de África y Oriente Medio», ejemplifica.

Pedro Velázquez (a la derecha) con el equipo directivo de Save the Dream en el foro que organizaron en Bakú (Azerbayán) en abril de 2016.

Pedro Velázquez (a la derecha) con el equipo directivo de Save the Dream en el foro por el deporte para la paz y el desarrollo sostenible, que organizaron en Bakú (Azerbayán) en abril de 2016.

El proyecto ya está en marcha y en él figuran atletas de Argelia, Túnez, Egipto y Siria. «De ahí se van a obtener enseñanzas y buenas prácticas que van a dar lugar a actividades futuras si todo sale bien. También estamos en contacto con la Alianza de Civilizaciones de Naciones Unidas. En mayo del año pasado nos invitaron al Foro Global en Azerbayán, donde organizamos una mesa redonda con personalidades del mundo del deporte en diferentes ámbitos. Desde Karembeu a la fundadora del equipo de fútbol femenino de Palestina. Son actividades que tienen un impacto político. Gracias a aquel evento, la Alianza de Civilizaciones declaró por primera vez al deporte como parte de su estrategia para alcanzar sus objetivos».

Además, mueven proyectos de voluntariado en Haití, llevan actividades a los campos de refugiados… «En estos lugares, cuando satisfaces la higiene, la salud, la alimentación y la educación, el deporte puede tener un papel fundamental». Y también están participando, a través de su amigo José Carlos Jaenes, profesor de la Universidad Pablo de Olavide, en Psy Tool, un proyecto seleccionado por la Comisión Europea que desarrolla herramientas para las personas que están en contacto con los jóvenes de los centros de alto rendimiento.

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La portuguesa Rosa Mota, campeona olímpica de maratón, en una de las actividades organizadas por Pedro Velázquez para Save the Dream en Grecia, cuna del olimpismo.

«Nos interesa trabajar con organizaciones de otras partes del mundo. Además, estamos preparando el Congreso Mundial de Psicología del Deporte, que tendrá lugar en Sevilla en julio de 2017. Nos han ofrecido celebrar un simposio con atletas de diferentes partes del mundo. Queremos que esté la campeona olímpica de maratón Rosa Mota, la atleta paralímpica italiana Giusy Versace… Querría que fueran todas mujeres. Cuando salimos del fútbol, la presencia femenina en el deporte es muy importante«.

Y, sin embargo, no descarta nuevos horizontes. «De momento estoy bien pero siempre miro proyectos que me motiven, así estaré hasta que me jubile». Entonces, quizás, regresará a Sevilla, adonde sigue viajando dos o tres veces al año.

Antes de terminar la conversación, le pedimos consejos para aquellos jóvenes que quieran desarrollar una carrera internacional como la suya. No lo duda: «Idiomas». Y añade la capacidad de adaptación: «He tenido la suerte de no tener una vocación determinada, he ido dejándome llevar, estudiando lo que me gustaba. No tenía un proyecto a 20 años vista ni una visión tan larga. Sabía que quería trabajar fuera. Y luego he ido apostando por aquello que más me interesaba».

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José Carlos Jaenes, organizador del Congreso Mundial de Psicología del Deporte, en julio de 2017 en Sevilla, con el que también colabora Pedro Velázquez desde Save the Dream.

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