Proveniente de Aguadulce (Sevilla), Carmen Martín lleva 16 años en Holanda, país al que se marchó por amor, pero en el que también encontró su vocación. Una semana después de mudarse, casi de forma milagrosa, encontró un puesto de trabajo en la EAIE, una asociación no lucrativa fundada en 1989 como un espacio de encuentro para la promoción de la internacionalización en la educación superior.

Una de sus actividades es la organización de un congreso anual donde abordar las últimas tendencias o los temas de actualidad en la materia. En 2017, del 12 al 15 de septiembre, Sevilla acoge en su Palacio de Congresos la próxima de estas citas, un reto que asume con entusiasmo. El EAIE 2017, bajo el lema ‘Un mosaico de culturas’, es, además, una oportunidad única para impulsar la internacionalización de las 10 universidades públicas de Andalucía. Van a estar en Sevilla más de 5.000 profesionales de la educación superior, procedentes de numerosos países. Dentro de un amplísimo programa, con todo el cupo cubierto para instalar expositores en el recinto, cabe citar a tres de los principales ponentes en las sesiones plenarias: Alexander Betts, profesor de la Universidad de Oxford, director del Centro de Estudios sobre los Refugiados en dicha universidad; Adam Field, coach especializado en la motivación para educar, afincado en Amsterdam, y la escritora y fotógrafa británica Taiye Selasi, nacida en Londres de padres procedentes de Nigeria y de Ghana, es Master en Relaciones Internacionales por la Universidad de Oxford, su intervención en TED Talks ha tenido más de un millón de visualizaciones, precisamente hablando de lo que ella es buen ejemplo: cómo abrirse camino a través de la educación, cómo se configura hoy la identidad de las personas a través de múltiples factores y no solo estás condicionado (favorecido o perjudicado) por tus orígenes.

Enamorada de su trabajo, enmarcado en un constante ambiente internacional, algo de lo que le costaría desprenderse, Carmen Martín estudió Filosofía en la Universidad de Sevilla, aunque siempre mostró interés por otras lenguas como el inglés y el francés. «Me costaba el latín y eso me detuvo para elegir una Filología», explica. Disfrutó su carrera pero recuerda el temor a la hora de culminar el último curso: «Soy una de las chicas del ‘baby boom’ de 1965, sabía que lo iba a tener complicado. Muchos de nosotros no íbamos a poder ser profesores».

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Carmen Martín, segunda por la izquierda, junto a otros miembros de la EAIE durante un evento en Tenerife. Foto: Daniel Vegel.

Apertura profesional gracias a la Expo’92

Por suerte, era 1992 y la Exposición Universal de Sevilla se cruzó en su biografía. La cita trajo consigo un aluvión de oportunidades profesionales para los recién licenciados de la época. Martín sabía que perdería un año de oposiciones si aceptaba un puesto en el organismo creado para organizar la Expo’92 y acoger la participación de más de 100 países. Pero se decidió a hacerlo pensando, y no se equivocaba, que la experiencia merecería la pena. «Entré a formar parte de un equipo en el que había gente de todo el mundo, donde cada miembro hablaba inglés con gran habilidad. Todos eran muy abiertos de mente. Yo venía de estudiar oposiciones y, de pronto, vi que podía dar un giro. Comprobé que mis compañeros podían ir a cualquier sitio que quisieran y decidí que yo también quería algo así«.

Una vez que finalizó la Expo, las puertas profesionales de la ciudad volvieron a cerrarse en gran medida. Así que, motivada con lo que había vivido aquellos meses, eligió mudarse a Austria para aprender alemán. Apenas ocho semanas después de que terminara la Exposición Universal, Martín se vio en el aeropuerto esperando un vuelo a Viena. Empezó trabajando en un restaurante y estudió la nueva lengua hasta que tuvo el nivel para entrar en la universidad. Comenzó estudios de Románica y los combinó con Filosofía, pues quiso darse el gusto de acceder a su materia en alemán.

Pese a estos avances, la estudiante se acercaba a la treintena y no tenía claro que Viena fuera la ciudad adecuada para ella. «Está muy bien diseñada y me resultaba agradable en verano pero los inviernos son duros. Vives como en una sopa gris fría durante meses y meses, porque las nubes se quedan en la ciudad». Decidió entonces regresar a Sevilla, donde se matriculó en el centro de enseñanza de idiomas Clic. Siendo alumna, le surgió la posibilidad de trabajar vendiendo cursos, excursiones y el alojamiento de los estudiantes

Acababa de descubrir su auténtica vocación: le maravilló el contacto con la gente y, de nuevo, el ambiente internacional. «Ahora que trabajo en Amsterdam en la EAIE, todos coincidimos en que es algo que te pica y ya no lo dejas. No es ni mejor ni peor, es una forma diferente de trabajar», reflexiona. Estaba desempeñando ese puesto cuando se enamoró de uno de los alumnos, un holandés que estaba en Sevilla aprendiendo español. Hoy, es su marido y junto a él se marchó a Amsterdam. Fue en ese momento cuando se le alinearon los astros y supo de la vacante en la EAIE, una semana después de aterrizar.

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Uno de los congresos de la EAIE, en Budapest.

Organizar congresos de hasta 5.000 personas

«Yo nunca había organizado congresos pero sí cursos, conocía las bases de datos y sabía cómo trabajar con gente de muchos países. Al principio, mi trabajo era más organizativo, pero lo que me resultaba cada vez más excitante eran los congresos en sí. Pasas un año entero organizando un evento y, una vez que llega, trabajas 20 horas al día. Has de estar en todos los sitios y resulta agotador pero merece la pena porque ves el resultado, los frutos de tanto esfuerzo. Es importante tener sentido del humor, cosas que contar, ganas y salero. El ambiente de los congresos va en esta línea. Cuando juntas a 5.000 personas y ves que todos son de esta manera, resulta un trabajo muy agradable».

Martín se encarga la intendencia de estos eventos. Desde la recepción a las cenas, toda la logística depende de ella. El ambiente, insiste, es de gente preparada, agradable y que se presta a formar parte de los objetivos de la institución, esto es, fomentar la internacionalización dentro de las universidades. «Es algo que hoy suena casi a chiste pero, en los comienzos de la institución, en 1989, era totalmente novedoso. La idea era que todos nos enriqueciéramos con el intercambio de conocimientos entre universidades y países«.

En esta dinámica se enmarcan los congresos, que están abiertos no sólo a miembros sino a todo tipo de personas. «En la EAIE tenemos, por un lado, la Asociación, que tiene sus órganos de Gobierno. Por encima de ella está el Council, mientras que el Board es el órgano ejecutivo. Y, por otro lado, tenemos la Oficina, que los implementa. Además de esto, están los eventos, que se gestionan desde la Oficina y que brindan el soporte organizativo a la Asociación. Nosotros generamos las agendas y tratamos de que todo funcione perfectamente cuando llega una cita importante».

Además, Martín organiza el training, las academias que se celebran en una ciudad durante una semana, de lunes a viernes: «Son cinco días en los que se celebran entre 10 y 14 cursos de dos días o dos días y medio. Todos están orientados a dar información y enseñar a la gente a solucionar problemas muy prácticos. Son cursos profesionales, talleres orientados a conseguir un trabajo o una mejora en el trabajo. Mi labor es facilitar el lugar, el momento, el equipo, encontrar lugares atractivos en los que haya vuelos para todos y algún contacto con la ciudad en la que van a estar».

La sevillana viaja en torno a siete veces al año para estar en los congresos y las academias, y visita en esos días las distintas instituciones que los acogen para poner todo a disposición de los participantes. «Soy la que hace las preguntas, busca los hoteles y se cerciora de si la institución dispone de todas las aulas que son necesarias».

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Eventos de la EAIE. Foto: Daniel Vegel.

Apertura hacia la Europa del Sur y del Este

La mayoría de los miembros, amplía, proceden del Norte y del Centro de Europa, aunque han notado un crecimiento de los países del Este. «En España y en otros países del sur del continente ha habido una tendencia de crecimiento y de interés por la internacionalización, hasta que llegó la crisis. Desde entonces, ha menguado. Nuestro objetivo es llegar a ellos y también al Este y tener, además, más representantes de estos países en nuestros órganos de Gobierno«.

En este sentido, Sevilla acogerá uno de los congresos de la institución el próximo mes de septiembre, del 12 al 15 en el Palacio de Congresos y Exposiciones. «Conseguimos que se reunieran los dos ingredientes, nuestra intención de dar el salto al sur y que la ciudad reuniera las características adecuadas. Es un sitio perfecto en cuanto al tamaño de la ciudad y porque disponemos de un espacio como Fibes, que nos ofrece tanto un recinto diáfano y enorme para la feria expositiva y también salas pequeñas para las sesiones. Me hace mucha ilusión que esta cita se celebre en mi ciudad, aunque también me da miedo puesto que cada problema lo sentiré en mi piel».

Martín aconseja a los profesionales de la universidad que aprovechen esta oportunidad. «Las universidades deberían hacer un esfuerzo para que los alumnos vayan al Congreso y saquen todo el provecho y la información posibles».