Geografía física y humana es el título de la muestra monográfica con la que el Centro Andaluz de Arte Contemporáneo reivindica el trabajo de Anna Bella Geiger, artista imprescindible para conocer la realidad sociopolítica del Brasil de los años 70 y que, al igual que ha ocurrido con otras mujeres y en diferentes contextos históricos, no ha tenido la repercusión y visibilidad de sus colegas masculinos. A pesar de que su obra ha sido puesta en valor durante los últimos años por instituciones como el MOMA de Nueva York o el Museo Reina Sofía de Madrid, es la primera vez que un museo español acoge una exposición individual de la artista nacida en Río de Janeiro en 1933.

Comisariada por la catedrática de Historia del Arte, Estrella de Diego, la muestra presenta alrededor de cien vídeos, fotografías, fotocollages y obras en tres dimensiones. El título de la muestra, Geografía física y humana, no es casual ya que uno de los elementos constantes en la obra de la brasileña son los mapas. A través de éstos, Anna Bella Geiger plantea una nueva lectura del territorio como concepto físico y político históricamente asignado a los hombres. De esta manera, la cartografía se convierte en elemento subversivo que se rebela contra los esquemas de poder establecidos y en hilo conductor del discurso poético y político de su obra. Precisamente este uso metafórico de los mapas, junto a la falta de proyección del trabajo artístico realizado por mujeres, permitió que la artista pasara desapercibida en una situación política tan complicada como la dictadura brasileña.

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Pionera en Brasil con más de 50 años de trayectoria artística

Los comienzos artísticos de Geiger se remontan a los años 50 cuando participa en la Primera Exposición de Arte Abstracto de Petrópolis (Brasil), un estilo que termina abandonando para entrar de pleno una etapa conceptual, en especial tras su viaje a Nueva York en la década de 1970. Desde muy temprano empieza a trabajar con collages y dibujos, fotomontajes, fotografías, libros de artista e instalaciones, influenciada en gran medida por las enseñanzas de grabado recibidas por la maestra polaca de origen judío Fayga Ostrower. Asimismo, es una de las primeras artistas que en Brasil usó el vídeo como forma de expresión en el arte.

Tras finalizar sus estudios de literatura inglesa en la Universidad de Brasil, en 1956 se casa con el geógrafo Pedro Geiger. Allí participa en exposiciones nacionales e internacionales y forma parte en 1970 de la exposición colectiva El grabado brasileño, presentada en São Paulo. Es a partir de entonces cuando Anna Bella desarrolla los dos grandes temas que se repiten en su propuesta: los mapas y la revisión de los estereotipos culturales.

En palabras de la comisaria Estrella de Diego, «la geografía física y la geografía humana pasan, de este modo, a ser las excusas que sirven a Anna Bella para reflexionar sobre cuestiones relacionadas con las políticas coloniales, los estereotipos culturales, las exclusiones, los discursos impuestos por la hegemonía… y, especialmente, los modos de cuestionarlos desde unas formas refinadas, frágiles, delicadas a cada paso que convierten a sus objetos políticos en objetos poéticos». El mapa acaba así por tener bastante de trabajo autobiográfico camuflado, ese camuflaje que gusta tanto a la artista, siendo capaz de ver el mundo como nativa y como extranjera.