La Orquesta del Diván (West-Eastern Divan Orchestra) es la iniciativa más conocida a nivel internacional de la Fundación Barenboim-Said, cuya sede está en Sevilla. Un proyecto de educación y cultura cuyo objetivo primordial es tender puentes de conocimiento y concordia en uno de los conflictos más enquistados a nivel mundial: Israel/Palestina. Y, por extensión, la confrontación entre judíos y árabes, dentro y fuera de los territorios en disputa. El jueves 18 de agosto, en el sevillano Teatro de la Maestranza, donde cada año realiza un concierto, la Orquesta del Diván, como siempre a las órdenes de su cofundador, Daniel Barenboim, dio muestra de cómo jóvenes músicos israelíes, árabes y españoles pueden trabajar juntos, conformar una identidad común y ser una sola voz a través de la música. En esta ocasión, las sublimes sinfonías 39, 40 y 41 de Mozart. Cultura de todos y para todos. Y con un invitado especial para liderar desde los atriles: el violinista israelí Guy Braunstein, que ha sido durante muchos años concertino de la Filarmónica de Berlín, considerada la mejor orquesta del mundo.

Esta orquesta se organiza cada año para determinados periodos de ensayos y giras, habitualmente en verano.  Además de tocar en Sevilla, incluyen actuaciones en algunos de los festivales y auditorios más importantes del mundo: Festival de Salzburgo, Festival de Lucerna, BBC Proms en Londres, Teatro Colón de Buenos Aires, entre otros. Y ya ha estado en 25 países de Europa, América, Asia y África.

Daniel Barenboim y Edward Said, fundadores de esta iniciativa en 1999

Daniel Barenboim y Edward Said, fundadores de esta iniciativa en 1999

Del pensamiento y la crítica a la acción constructiva

La génesis de esta aventura es también la historia de un descubrimiento mutuo. Cuando se conocieron el músico Daniel Barenboim (nacido en Buenos Aires, de familia judía, y también con nacionalidad israelí) y el intelectual palestino Edward Said (nacido en Jerusalén aún bajo mandato británico, de familia árabe, y también con nacionalidad norteamericana). Dos personalidades de primer nivel en el ámbito de la cultura y el pensamiento, muy disconformes con el ‘status quo’ en Oriente Próximo basado en el odio, en la violencia, en la negación del otro. A ambos les unía la pasión por la música y la convicción de no resignarse.  El punto de partida tuvo lugar en Weimar (Alemania), en 1999. Bajo la inspiración de Goethe, como artista y pensador clave en la Europa romántica del siglo XIX para interesarse por la cultura del otro (a los 60 años decidió estudiar árabe para seguir comprendiendo y asimilando el legado de sociedades distintas a la suya de raíz germánica), Said y Barenboim pusieron en marcha crear un encuentro anual de jóvenes israelíes y de jóvenes de los países árabes, para compartir el conocimiento y la interpretación de la música y el arte como patrimonio común.

El proyecto recibió múltiples elogios a nivel internacional (también críticas por parte de quienes desde el judaísmo y desde el islamismo no desean ningún ejemplo de reconciliación), y propició la creación de la West-Eastern Divan Orchestra. Barenboim y Said no se arredraron y buscaron apoyos en ámbitos políticos, sociales, culturales y filantrópicos. Pusieron en común el prestigio que tenían por separado. Barenboim, como un músico extraordinario, un artista de fama mundial aclamado como pianista, como director sinfónico y como director operístico, vinculado a instituciones como la Orquesta Staatskapelle de Berlín, la Ópera del Estado de Berlín y la Sinfónica de Chicago. Por su parte, Edward Said, a la vez intelectual y activista político en pro de la causa palestina sobre bases democráticas (enfrentado al hiperliderazgo de Arafat), asentado como catedrático en la Universidad de Columbia, también muy vinculado a otras universidades de excelencia como Harvard y Yale, miembro del Foro de Sabios de la Unesco, y cuyos libros de ensayo, sobre todo Orientalismo (1978) están considerados por expertos independientes como los mejores estudios para desentrañar la verdadera historia del colonialismo y del poscolonialismo, en sus bases ideológicas y en la conformación de mentalidades.

Barenboim y Said recibieron en el Premio Príncipe de Asturias de Cooperación y Humanidades

Barenboim y Said recibieron en el año 2002 Premio Príncipe de Asturias de la Concordia

En el año 2002, el Gobierno autonómico de Andalucía decidió respaldar su iniciativa, con apoyo económico y asentándola en Sevilla mediante la creación de la Fundación Barenboim-Said. En sintonía con la estrategia institucional, tanto española como andaluza, de tender puentes con los pueblos y culturas del Norte de África y de Oriente Próximo, y de enarbolar las raíces judías y árabes que forman parte de la propia historia ibérica. Como lleva a cabo otra institución desde Sevilla: la Fundación Tres Culturas del Mediterráneo, que tiene como sede el Pabellón de Marruecos para la Expo’92, y en cuya configuración institucional participaron en 1998, con la Junta de Andalucía, el Gobierno marroquí y el Centro Peres por la Paz, presidido por Simon Peres, ex primer ministro de Israel.

En ese contexto, y también en el año 2002, Barenboim y Said fueron galardonados con el Premio Príncipe de Asturias de la Concordia, que Felipe de Borbón les entregó en la solemne ceremonia celebrada en Oviedo. Y Barenboim recibió la nacionalidad española, que suma a la argentina, la israelí y, desde 2008, también la palestina.

Actividades en Palestina

La fase inicial de la Fundación Barenboim-Said supuso un gran impulso para aunar voluntades, remover obstáculos y estructurar actividades. Incluso superando un mazazo tan funesto como el fallecimiento de Edward Said, en 2003, a causa de la leucemia que padecía. Su esposa, Marian Said, asumió la copresidencia. La fundación creó un centro de educación musical en la ciudad de Ramala, controlada por la Autoridad Nacional Palestina. Además, un jardín de la infancia musical en la aldea de Beit Reema. Ambos lugares sirven de base no solo para aprender música y realizar conciertos, sino también para favorecer el desarrollo integral de niños y jóvenes que están en un ambiente de constante precariedad, aislamiento y riesgo de guerra no declarada.

A ese centro educativo en Ramala, acuden cada año algunos solistas de gran nivel internacional, para dar clases y conciertos. Por ejemplo, Javier Perianes, el gran pianista español, nacido en Nerva (Huelva) y cuya formación y eclosión tuvo su primera gran etapa en Sevilla, ha actuado tanto en 2010 como en 2014. Otras estrellas de la música clásica que han hecho lo mismo son Andras Schiff, Elizabeth Leonskaja, Emmanuel Pahud, entre otros.

Un hito en la historia de la fundación fue el concierto que la Orquesta del Diván realizó en Ramala en 2005. Fue noticia de impacto mundial, y una odisea de final feliz, pues fueron innumerables las trabas que superar por vía diplomática para que se diera paso en las diversas fronteras a todos los jóvenes músicos israelíes, árabes y españoles. Hasta la fecha, el Gobierno israelí, que no ve con buenos ojos la postura de Barenboim en pro de una estrategia política radicalmente distinta para zanjar 70 años de conflicto, ha vetado que dicha orquesta actúe en su país.

Labor formativa en Sevilla y Andalucía

La principal línea de trabajo de la Fundación Barenboim-Said en Sevilla es la de formación musical de niños y jóvenes en la capital andaluza. Razón de ser obligada siendo una entidad de carácter público y sustentada por los presupuestos del Gobierno autonómico.  Cabe destacar el programa Orquesta en Primaria, para formar en interpretación orquestal a niños de primer curso de Primaria, en una actividad integrada en su dinámica colegial. El primer colegio que se vinculó fue el Carmen Benítez, de Sevilla, en 2005. Diez años después, la cifra ya subió a 23 colegios y más de 3.000 niños de 3 a 5 años de edad.

En otro nivel de edad y competencias, la fundación promueve la Academia de Estudios Orquestales, para apoyar el salto de calidad de los jóvenes de excelentes cualidades que ya han cursado estudios musicales y se plantean un horizonte profesional. Les imparten clases, en sus respectivos instrumentos, 17 de los solistas de la Real Orquesta Sinfónica de Sevilla. Además, hay talleres de música de cámara y talleres de conjunto orquestal, con todos los jóvenes a las órdenes de directores como Manuel Hernández Silva, Maxim Emelyanchev y John Axelrod. En todo ello colabora el Conservatorio Profesional Cristóbal de Morales, de Sevilla. Y también se ha forjado una alianza con la Universidad Internacional de Andalucía para impartir un Máster en Estudios Orquestales, y para la realización de clases magistrales. En el primer semestre de 2016 las han impartido solistas de gran nivel internacional como el percusionista Martin Grubinger, el clarinetista Yehuha Gilad y el violinista Enrico Onofri, entre otros.

La Academia de Estudios Orquestales, promovida por la Fundación Barenboim-Said, en una de sus actividades en Sevilla

La Academia de Estudios Orquestales, promovida por la Fundación Barenboim-Said en Sevilla, en uno de sus talleres, bajo la dirección de Maxim Emelyanchev como director invitado