Hay días en los que la morriña se cuela por las ventanas del Centro de Alto Rendimiento donde entrena la nadadora Marta Gómez Battelli (Sevilla, 1990). A veces es el abrazo de una amiga; otras, el beso de buenas noches de su madre y en muchas ocasiones, simplemente, poder sentarse a comer con su familia. Estos son los privilegios que echa de menos. Está acostumbrada a ser diferente, pero no por su disminución de visión, que nunca le ha supuesto un impedimento para hacer cualquier cosa que se propusiera, sino porque siempre le toca ser la que no puede asistir a la celebración familiar, a la fiesta con los amigos… Sin embargo, el objetivo compensa.
Acaba de representar a España en los Juegos Paralímpicos de Río de Janeiro en un total de cuatro pruebas: 50, 100, 400 libres y 200 estilos. Becada por la Residencia Blume de Madrid, la nadadora del Club Náutico de Sevilla compitió en la categoría S13 (discapacidad visual leve) y logró diploma tras ocupar la octava posición en la prueba de 400 metros libres de la categoría S13. En su segunda cita paralímpica tras Londres 2012, donde logró dos décimos puestos y un decimotercero, la sevillana participó en su primera final tras ocupar la decimocuarta posición en los 200 estilos.
Marta no habla de porcentajes para referirse a su capacidad de visión porque, explica, esas medidas son siempre relativas. “Nací así, con lo cual nunca he sentido que fuera un problema. Aprendí a vivir de esta manera desde el primer momento”. La joven se crió en el barrio de la Macarena, pero más adelante se mudó con su familia al del Arenal. Como actividad extraescolar, sus padres la apuntaron a los cursillos de natación que impartían en la piscina Virgen de los Reyes.
«Empecé compitiendo con gente sin discapacidad»
Pronto vieron que tenía talento y empezó a compaginar los entrenamientos con las escuelas deportivas de la ONCE. “Llegó un momento en que todo aquello me resultaba insuficiente. Tenía 13 años y empecé a entrenar con el Club Natación Sevilla, compartiendo torneos con compañeros sin discapacidad”.
Fue a los 18 años cuando compitió por primera vez con la selección española en la categoría que ahora defiende en la cita carioca y, desde 2009, ha asistido a las competiciones con el equipo nacional. Dos años después, sus grandes resultados –tres medallas de bronce en el Campeonato de Europa-, le brindaron la oportunidad de una beca para entrenar en el Centro de Alto Rendimiento de Madrid y prepararse allí su participación en los Juegos de Londres 2012. Además, en 2013, logró ser subcampeona del mundo.
Gómez Battelli se ha preparado a fondo en Sierra Nevada (Granada) para su participación en Brasil. “Son días duros, de mucho trabajo en el agua y en el gimnasio, pero voy con ilusión y motivada”. El optimismo y el tesón son máximas en su discurso. Gracias al deporte, ha logrado ser más consciente aún de que una discapacidad no es sinónimo de barreras y se ha demostrado que puede lograr todo aquello que se proponga. “Es algo a lo que ya me ayudó entrenarme junto a compañeros que no tenían el mismo problema que yo. Vi que era igual que el resto”.
La nadadora es la única deportista de su familia pero sus padres la apoyaron sin pensarlo en la decisión de competir al más alto nivel. “Siempre he contado con su ayuda, viven mis triunfos como si fueran suyos. Hasta ahora me han acompañado a todos mis campeonatos y estuvieron en Londres conmigo. Pero esta vez soy yo la que les ha pedido que no vayan a Brasil. Voy a estar más tranquila si no están”, cuenta con madurez esta nadadora que es también graduada en Recursos Humanos y Relaciones Laborales por la Universidad Pablo de Olvide y en Trabajo Social por la Complutense. “Tengo mucha ilusión también por dedicarme a mi otra profesión cuando finalice mi carrera deportiva”.
«Siempre doy el 100%»
En cuanto a sus aptitudes, la deportista destaca ser una persona exigente, trabajadora, ambiciosa, disciplinada, constante… “Siempre doy el 100%. Me gusta ser estricta en la competición, toque lo que toque, y no salirme de mis rutinas. Con el tiempo he aprendido a ser muy competitiva, a estar muy buen a nivel físico y mental y a centrarme exclusivamente en lo que tengo que hacer”. De la natación, lo que más le entusiasma es la libertad que otorga el agua: “Dentro de la piscina estás tú y nadie más. A diferencia de otros deportes, aquí los únicos factores son el medio y tú misma”, describe.
Son estas cuestiones las que le ayudan a haber dicho adiós a su familia, sus amigos y su ciudad, por la que siente pasión. “Madrid me ha acogido muy bien pero tuve que despedirme de todas estas cosas e instalarme allí sola. Fue duro. Trabajo todos los días mañana y tarde, aunque es a lo que he estado acostumbrada. Mis amigas hacían planes y yo me marchaba a entrenar. Siempre he sido la hija o la amiga ausente”. En la capital, prosigue, ha encontrado refuerzos para estos males: su entrenador y un equipo en el que encuentra apoyo cada día. “Todos trabajamos por el mismo objetivo y nos apoyamos en los momentos buenos y en los malos”.
«Echo de menos más atención al deporte paralímpico»
Becada con 15.000 euros anuales, Battelli llama la atención para que deporte español no sea exclusivamente sinónimo de fútbol. “Tengo mi beca y el apoyo de la Fundación Andalucía Olímpica pero no tengo patrocinadores, pues estos sólo buscan deportistas más mediáticos y, desgraciadamente, el deporte paralímpico no lo es. Echamos de menos más atención por parte de los medios de comunicación”.
Admiradora de Michael Phelps por “su fluidez a la hora de nadar y su peso en la historia de este deporte”, brinda a otros deportistas el mejor consejo que le dieron a ella: “Me pidieron que disfrutara, que me alejara de la presión y que nadara para mí, no para los demás. Es lo que busco en Río, saborear cada momento de la competición dejando atrás los nervios”. Y concluye: “Una discapacidad no es un impedimento. Hay que luchar por lo que uno quiere cada día hasta lograrlo. Aquí, como en todo, los límites te los pones tú. Esta es la única manera de averiguar que eres capaz de todo”.