En el cuarto piso de un edificio de la calle Cardenal Bueno Monreal trabajan 15 arquitectos jóvenes. Todos son andaluces y tienen menos de 35 años. La oficina es amplia, luminosa. Desde el generoso ventanal se divisa el Puerto de Sevilla y, al fondo, el Puente del Quinto Centenario. El visitante aprecia enseguida que está ante una empresa moderna y potente. Y así es. Sólo que MV-BIM nació hace apenas un año.
Antes de su fundación, José Mora, el CEO, había empezado a trabajar con este nombre como profesional independiente. Su socio, Javier Guzmán, regresó de Londres en 2015 y se sumó al proyecto, lanzándolo ya como empresa. Desde entonces, no han dejado de crecer gracias a la demanda que existe en Reino Unido para la tecnología BIM (Building Information Modeling), en la que se han especializado y que incorpora la tecnología 3D para la construcción eficiente de edificios. Un 95 por ciento de sus clientes son británicos.
Gracias a este sistema de software, se realizan modelos virtuales de un inmueble con toda la información necesaria para su construcción: geometría, materiales, peso, costes… De este modo, el arquitecto sólo tiene que extraer esos datos del modelo sin necesidad de representar como antiguamente plantas, secciones y alzados. «Es una revolución en el diseño similar al que supuso el paso de la mesa de dibujo al ordenador. Ha permitido que el arquitecto y el ingeniero piensen a la vez que crean el modelo tridimensional», definen Guzmán y Mora.
Los empresarios se conocieron en la Facultad de Arquitectura de la Universidad de Sevilla. El primero, nacido en Triana pero criado en Málaga, era hijo de arquitectos, de modo que la vocación le viene desde la infancia; también al segundo, que creció en el centro y al que su abuela, siempre que le veía jugando con legos, le vaticinaba que se dedicaría al diseño de edificios.
Tras la carrera, ambos arquitectos se reencontraron en Londres. Nacido en el 82 Javier y en el 83 José, pertenecen a una generación que se licenció cuando la burbuja inmobiliaria estaba a punto de explotar, así que buscaron salidas fuera de España. A Mora le habían concedido una beca Talentia gracias a la cual empezó a trabajar en una de las constructoras más potentes de Reino Unido. Mientras, Guzmán cursaba un master en arquitectura sostenible en la IA School gracias a una Leonardo. «Estábamos en el mismo entorno de empresas y ahí surgió la idea de hacer algo juntos. Nos parece muy positivo que surgiera una empresa gracias a dos becas concedidas por administraciones públicas», exponen.
Mientras trabajaba para la empresa británica, Mora comenzó a especializarse en tecnología BIM. «Tuve la idea de fundar una consultoría dedicada a este sector que estaba funcionando muy bien en Reino Unido. Existía una demanda fortísima y, por la naturaleza de mi trabajo y mi propio interés, me había formado en ello. En principio, mi puesto se desviaba de la arquitectura pura pero el miedo de la crisis y las ganas de trabajar me guiaban más que la pasión por el diseño. En 2013, empecé a funcionar por mi cuenta y tuve la suerte de que, a los dos meses, un directivo de mi empresa de Londres, que sabía que estaba creando un negocio, me recomendara a un cliente enorme de la zona. Empecé a darles servicio ya con el nombre de MV-BIM».
El 1 de enero de 2014, la empresa firmó un contrato potente para construir el Brighton Marina, la primera fase de una promoción de 195 viviendas en un edificio de nueve plantas levantado sobre superficie acuática en el puerto deportivo de la ciudad. Aquel contrato supuso su puesta de largo en el mercado británico. Un año y medio después, con Mora ya funcionando desde España, Guzmán decidió regresar a Sevilla. «Era el socio perfecto para mi proyecto porque sabía cómo trabaja el cliente principal y porque valoro sus características humanas y profesionales. Decidimos embarcarnos juntos en la empresa», destaca José.
Lejos de parecerle mal la marcha de Guzmán, la firma británica para la que habían trabajado les propuso que se volcaran con ellos no sólo en labores de consultoría sino en la producción de proyectos de arquitectura. «Ese fue el hecho que lo cambió todo y que potenció nuestro desarrollo. Aquello sucedió en enero de 2015 y, desde entonces, hemos ido creciendo a una media de una persona más cada mes«.
Su primera oficina, en la calle Alfonso Lasso de la Vega, acabó resultando insuficiente. Después de ir alquilando más y más módulos, decidieron mudarse a la actual, desde la que también imparten formación en este sector que empieza a despuntar en España. «Por lo general, la iniciativa privada va por delante de la universidad. La tecnología BIM está empezando a llegar a las escuelas de arquitectura en España pero aún de manera tímida», sostiene Guzmán.
En Sevilla existe otra empresa dedicada a este campo (son vecinos, además) pero se centra en clientes nacionales. En MV-BIM, en cambio, el grueso de proyectos son ingleses. «En Reino Unido hay actualmente un boom inmobiliario, la construcción está muy viva. Por otra parte, esta tecnología es casi obligatoria en edificios públicos de allí. En España, en cambio, se está trabajando para aplicar la ley en 2019. Por otro lado, en muchas empresas o no la conocen todavía o se resisten a cambiar su sistema de producción para aplicarla», concede Mora. Si el pronóstico se cumple, ese será su año. Mientras tanto, su objetivo es empezar a lograr clientes nacionales, convencerles de las ventajas que tiene. «Aún faltan 10 años para que se asimile en España. Hay que formar a los clientes, hacerles ver que esto no es otra cosa que ahorrar costes en obra y agilizar la producción».
Para vertebrar el rápido desarrollo de este estudio de arquitectura, además de su sede principal en Sevilla tiene también sede en Londres, cuyo director es el arquitecto británico Tim Kershaw. Y en el equipo de dirección, además de Mora y Guzmán, están integrados José Alejandro Gutiérrez y Reyes de los Santos como coordinadores de proyectos, y Juan Carlos Venegas liderando la línea de consultoría BIM a nivel internacional.
Ambos emprendedores hablan con pasión del avance que supone BIM para la arquitectura y la construcción. «Estamos ante un ahorro de un 20 por ciento en la ejecución de una obra«, garantizan. Por ejemplo, gracias al programa, pueden extraer automáticamente cuántos metros de superficie de yeso para el techo se necesitan en un edificio sin necesidad de diseñar el modelo.
Ese paso, el de la representación, es el que fulmina BIM, que logra que el profesional diseñe a la vez que construye y da un salto del modelo bidimensional al 3D. «Ahora estamos trabajando en un proyecto en el que dejamos preparados hasta los cuartos de baño, incluso con el alicatado. Se dejan rematados para que la grúa llegue y los coloque en su sitio. Esto es llevar la construcción a la prefabricación extrema. Se construyen todas las piezas y luego se ensamblan, ya no hay nadie que vaya a la obra a medir o luego a cortar el aluminio porque toda esa información ya está. El software tiene una serie de relaciones paramétricas que nos permiten brindarle al cliente información tan precisa como el número exacto de tornillos que requiere un proyecto, por ejemplo. Para eso se necesita un alto conocimiento del programa y ahí estamos nosotros», explica Mora.
La prefabricación como ventaja
«Es una tecnología que comienza a usarse hace 20 años en Estados Unidos y que posteriormente se implanta en el norte de Europa, Inglaterra… Allí, un 75 por ciento de los profesionales la utiliza mientras que poco a poco está empezando a incorporarse a empresas de Suramérica y el sur de Europa», amplía Guzmán. Actualmente, MV-BIM ha pasado de ser sólo consultora a involucrarse en los proyectos como arquitectos. «Ha sido el propio cliente el que nos lo ha recomendado. Ahora también ejecutamos, producimos los edificios como muebles de Ikea, ofreciendo planos de fabricación e incluso las instrucciones de montaje. Trabajamos también como arquitectos mano a mano con nuestros clientes».
La empresa está entregada ahora a la construcción del rascacielos que forma parte de la segunda fase del Brighton Marina, un proyecto de 40.000 metros cuadrados y con un presupuesto de 180 millones de euros. Entre sus trabajos actuales también figura una promoción de 326 viviendas al oeste de Londres, una en la zona de la Tate Modern, también de unifamiliares, y otro de fachadas en Chelsea Island. «En Inglaterra las fachadas se trabajan mucho de manera independiente. Nosotros diseñamos los detalles, toda la envoltura del edificio, para que sólo tengan que colocarlas una vez fabricadas».
De momento, no les ha hecho falta salir a buscar clientes. Han dado prioridad al trabajo óptimo con los que ya tienen, evitando la tentación de un crecimiento desmesurado. «Nos gusta repasarlo todo, pasar filtros de calidad internos… queremos avanzar de acuerdo a la demanda que ya tenemos. Es cierto que ahora nos llaman más clientes debido a que ya nos conocen. A partir del año que viene empezaremos a hacer cosas en España a la vez que seguiremos ofreciendo formación presencial y online para profesionales de todo el país».