El primer ordenador que llegó a casa de Rocío Valdivia (Osuna, 1980) fue un IBM 086. Ella y sus hermanas se recuerdan aporreándolo desde que tuvieron uso de razón. Siendo todavía muy niñas, crearon sus primeros «programitas» para que aquella máquina jurásica les saludara al encenderse: “Bienvenida, familia Valdivia”.
Lo cuenta en conversación con Sevilla World desde Groenlandia, donde pasa algunos meses al año junto a su marido. Tiene la suerte de poder desempeñar su trabajo desde cualquier lugar del mundo y de dedicarse a aquello que le encandiló de niña, la informática. Su pasión y su agilidad en el mundo digital le ha llevado a convertirse en una experta en software libre en WordPress.
Actualmente, trabaja para Automattic como community wrangler (coordinadora) para las convenciones de WordCamp Central. Además, suma seis años de experiencia en la consultoría de WordPress, donde se especializó en la herramienta BuddyPress, para el desarrollo de redes sociales.
Hija de un escultor y de una profesora de Matemáticas y Educación Especial, está segura de que las profesiones de sus progenitores influyeron en su elección. Del padre heredó la creatividad, las ganas de hacer cosas de la nada; de la madre, la comprensión de la ciencia. Ella aportó su precoz afición por las nuevas tecnologías. Cuando llegó el momento de ir a la universidad, se decantó por la Física pero tardó muy poco en darse cuenta de que anhelaba una formación más práctica, así que se cambió a Ingeniería Informática en la Universidad de Sevilla.
Su primera estancia larga en el extranjero se produjo gracias a una Beca Leonardo. «Me presenté por probar y me la dieron. Fue un punto de inflexión, pues gracias a esta oportunidad perdí el miedo al inglés que tenemos los españoles. Me mudé al Black Country, una región industrial a la que llamaban así porque en su día el carbón de las fábricas teñía de negro el cielo».
En esa Inglaterra profunda en la que el acento era completamente distinto al que había escuchado hasta entonces, aprendió a ver cómo se trabajaba en otro país, a desarrollar proyectos con grandes equipos. «Lo fundamental es que me abrió la mente. Siempre había viajado por Europa con mi familia pero vivir por tu cuenta en un país diferente, con una familia inglesa, fue un aprendizaje increíble».
«Estoy convencida del gran talento que hay en España»
Se especializó en desarrollo web y consultoría en una empresa que trabajaba para el Gobierno británico. Convencida de que en España existe un gran talento dentro de su campo, asegura que no notó gran diferencia a nivel técnico en aquel curso. «Tenemos una autoestima baja y no nos damos cuenta de nuestra capacidad y de lo duro que trabajamos. Es algo que digo con conocimiento de causa, pues he trabajado en empresas de cuatro países«, sentencia.
Nunca se arrepintió de la decisión. Su entrada en Mecus de la mano de Luis Rull y Rafael Poveda le supuso el primer paso en el campo en el que ahora sigue trabajando, el código abierto. De entre todas las bondades de este tipo de software, Valdivia destaca el hecho de que cualquiera puede mejorarlo desde cualquier lugar del mundo. «Todos ayudamos y todos nos beneficiamos de la mejora del proyecto», expresa.
Su puesto en Mecus era de desarrolladora aunque, gracias al tamaño de la empresa, pudo conocer de cerca la gestión de proyectos, el trabajo con clientes… Pero lo que más le entusiasmó en aquel 2009 fueron las posibilidades de WordPress, que había nacido apenas un año antes. «Todas las barreras de la oficina se caen. Trabajas con miles de personas de todo el mundo, codo con codo con los mejores», agradece. En aquel momento, la ingeniera se especializó en un pluging de BuddyPress que funcionaba como una red social que el usuario crea a su antojo. «Tuvimos varios proyectos aquellos días pero del que más orgullosa me sentí fue del de Extenda Plus, la red que creamos para la agencia autonómica a fin de apoyar a las empresas andaluzas en el extranjero».
«La clave de WordPress es que todos podemos mejorarlo»
Al mismo tiempo, en cada proyecto, Valdivia aportaba su experiencia y conocimiento al propio WordPress. Detectaba carencias, reportaba errores, introducía nuevas posibilidades y empezó a estar en contacto con otros desarrolladores. «Me siento orgullosa de aquella labor en la que empecé muy deprisa, casi sin saber dónde me metía. Un año después, fui invitada a San Francisco para colaborar junto a los 10 mayores contribuidores de BuddyPress a nivel mundial«.
Desde entonces, no se ha desvinculado de este tipo de reuniones, participando cada año en cumbres de WordPress a las que sólo asisten 150 personas de todo el mundo, profesionales a los que únicamente conocía en remoto. «Lo importante no es tanto que seas el mejor sino toda la gente que hay detrás a cualquier nivel, cada uno con su tiempo y su aportación para mejorar el sistema. Es la comunidad lo que lo hace grande. Estoy convencida de que el futuro del software y de la tecnología en general pasa por estos sistemas donde cada uno brinda mejoras en aquello de lo que sabe: diseño, documentación, traducciones, código…».
Tras esos enriquecedores cuatro años y medio en Mecus, Valdivia decidió fundar una agencia para llevar proyectos en soledad. Enseguida llegó una oferta de una empresa francesa que se dedicaba a WordPress para que se incorporara al departamento de ventas. La conocían de los congresos a los que asistía con Mecus. En la actualidad, ha participado en más de 20 entre Europa, Estados Unidos y Canadá. Ahí descubrió de verdad lo que significaba trabajar en remoto, una calidad de vida que no cambia por nada. «Es hacer el trabajo que más te gusta desde el lugar que elijas. Mientras tengas internet, puedes estar donde quieras».
Se le avecinaba otro cambio: de pura casualidad vio la oferta de trabajo en Automattic, la empresa de sus sueños. Mandó su curriculum por probar y una semana después estaba inmersa en el intenso proceso de pruebas, que superó con éxito. Desde entonces, empezó a trabajar casi siempre por las noches, pues el grueso de su equipo estaba en la Costa Oeste norteamericana, donde está una de las oficinas de la compañía, aunque los 500 empleados desarrollan sus tareas repartidos por todo el mundo.
«Es impresionante colaborar a diario con gente de todas partes, aunque nos juntamos entre una y tres veces al año cada uno con su equipo y, además, celebramos una reunión anual de todo el personal. La última la hemos tenido en Canadá». Encantada con el perfil abierto de su empresa, donde no importa el lugar de origen, la religión ni cualquier peculiaridad del personal, reconoce que esta satisfacción es común en todo el que trabaja allí. «Procedemos de 57 países diferentes, aunque nos comunicamos en inglés. Pero todos sentimos este orgullo».
«El objetivo es que las Wordcamps beneficien a la comunidad»
Rocío Valdivia trabaja dentro el equipo de WordCamp Central. Su labor es parte del 5 por ciento que su empresa dona a la comunidad WordPress para ofrecer ayuda y herramientas a WordCamps y Meetups de todo el mundo. En la segunda rama existen hoy 337 grupos que se reúnen frecuentemente para compartir conocimiento. «Son en total 111.000 personas. Lo que hacemos es ayudarles con cualquier problema, hacerles cumplir con la filosofía del código abierto, en el sentido de que estas experiencias deben beneficiar a toda la comunidad. La membresía es abierta para cualquiera y los ponentes y organizadores son voluntarios. Todo redunda en que estas reglas se cumplan en cualquier lugar. En Madrid participan unas mil personas; en Sevilla, más de 300. Nosotros les apoyamos, les damos documentación, les resolvemos dudas…».
La ingeniera coordina las WordCamps, donde igualmente estudian las solicitudes, exigiendo por lo general que los gestores ya tengan una comunidad de personas implicadas. «En Sevilla, de cuya WordCamp soy cofundadora, ya hemos celebrado tres. También llevo tres años como coorganizadora en la europea. La próxima la celebramos en París en junio del año que viene. Asistirán más de 3.000 personas. Es mucho trabajo, pero merece la pena».
En inglés y ante 400 expertos
La primera vez que acudió como ponente en uno de estos eventos fue en 2013, en Leiden (Holanda). «Pasé un miedo atroz, nunca había hablado en inglés para tanta gente pero decidí no arrepentirme de no intentarlo. Había 400 personas en la sala… pero aquello me abrió las puertas. Desde el año siguiente, fui parte del equipo de organización. Y he repetido en Bulgaria, Dinamarca, Estados Unidos…«.
Aunque su trabajo ahora la aleja de la programación pura, Rocío Valdivia aprovecha a veces su tiempo libre para entrar en las herramientas de WordCamp y seguir potenciando mejoras técnicas que le faciliten la vida a los organizadores. Continúa teniendo en Sevilla su base de operaciones aunque este año ha cogido más de 35 vuelos. «En unas semanas me marcho a Bali; hace dos, estuve en Canadá. Después tengo que estar en Barcelona… así hasta Navidad, que volveré a Osuna».
Coautora, junto a Rafael Poveda y Luis Rull, del libro WordPress para Dummies, entre sus expectativas figura seguir compartiendo conocimiento y viajando por el mundo. «Me encanta mi empresa y quiero poner mi granito de arena para que continúe creciendo. Es una cuestión de principios. Cuando trabajas a este nivel y ves cómo ayudas a los demás, te entregas. Mejoras constantemente una herramienta que da voz a la gente».
En este sentido, está convencida de que los próximos años la evolución de WordPress será imparable. «Crece muy rápido, constantemente se abren nuevos horizontes. Cualquiera tiene las puertas abiertas, de eso habla mi evolución profesional, de estar en un lugar al alcance de quien quiera dedicarle ganas y tiempo». En Sevilla, confirma, la actividad en este campo es constante. El nivel tecnológico es alto, se celebran eventos cada poco tiempo… Sólo falta que tengan algo más de repercusión mediática y apoyo de las instituciones públicas. Si se consigue, Sevilla tendrá un gran posicionamiento a nivel internacional».