BER PRUDANT- MARÍA ÁNGELES GUZMÁN

Premios a la excelencia educativa donde más falta hace. El Centro de Educación Permanente Polígono Sur (Ceper), de Sevilla, fue galardonado en el año 2014 con el Premio Nacional Miguel Hernández, del Ministerio de Educación, y con el Premio Confucio de la Alfabetización, de la Unesco. Su oferta va dirigida desde los conocimientos para un aprendizaje autónomo hasta la obtención del título de Enseñanza Secundaria, además de diversos talleres para consolidar la integración de los inmigrantes.

Un centro para 700 alumnos

Fundado hace 35 años, el Ceper Polígono Sur tiene un objetivo principal: el desarrollo personal de cada adulto inscrito. Con un claustro de 12 profesores que dan clases a unos 700 alumnos, de entre 15 y 90 años, el centro abre de 8.00 a 21.00 horas. Es parte del Plan Integral del Polígono Sur y lleva a cabo talleres muy interesantes para promover el emprendimiento y la emancipación social y económica.

Para impartir clases de alfabetización, formación básica o integración de inmigrantes, y tener el centro en funcionamiento, la directora del centro, Ana García Reina, explica que “la Junta de Andalucía aporta los 12 profesores, y nos subvenciona con 5.500 euros al año, para materiales, fotocopias, libros…”. Defiende la enseñanza pública porque “es la única que pertenece al pueblo y que asegura una educación laica, igualitaria, y de calidad a cualquier persona, independientemente de su procedencia, nivel socioeconómico o creencias”. “Apostamos por un barrio multicultural, integrador y culto. Un barrio sin desigualdades educativas, libre de analfabetismo, y que potencie una ciudadanía culta, crítica y transformadora de su realidad”, señala en la página web del centro.

Los resultados

En 2013, el Ministerio de Educación reconoció la labor del Ceper con el Premio Nacional Miguel Hernández, dirigido a aquellas instituciones públicas o privadas sin ánimo de lucro que se distingan por su aportación eficaz en la alfabetización de personas adultas y en favorecer el acceso a la educación de los grupos socialmente desfavorecidos, dotado de 38.000 euros. Esto le llevó a ganar la candidatura española a los Premios Internacionales de Alfabetización de la Unesco, de los cuales obtuvo el Premio Confucio de Alfabetización, dotado con 20.000 dólares (18.000 euros).

La directora, Ana García Reina, agradece la solidaridad que están recibiendo gracias a haber recibido los premios. Con el dinero ganado se plantearon “comprar ordenadores portátiles para ayudar a los alumnos a superar la brecha digital o hacer un viaje cultural, ya que, por impresionante que sea, muchos no han salido nunca del Polígono Sur”.

Premio Unesco 2014

Ana García Reina (de pie a la derecha), al recibir el Premio de Alfabetización Unesco 2014.

Del Polígono Sur a la Cumbre de Pekín

De esta manera, el Ceper del Polígono Sur de Sevilla se une al reconocimiento internacional otorgado por la Unesco a través del Premio Confucio de alfabetización que también ha sido concedido, entre otros, a María Aurora Carrillo Gullo (Fundacion Transformemos, de Colombia), ganadora en 2012; Aicha Barki, presidenta de la Asociación Argelina de Alfabetización (Argelia), galardonada también en 2014; Ugyen Tshomo, directora del Programa de Educación para Adultos y Formación Continua (Ministerio de Educación, Bhutan), premiada en 2012; o Mical Dréhi Lorougnon, presidenta de la ONG Saber para Vivir Mejor, de Costa de Marfil, premiada en 2013.

Como parte de las actividades vinculadas al galardón, Ana García Reina ha viajado hasta Pekín (China) para participar en un seminario internacional sobre la educación de mujeres y niñas. El encuentro, celebrado entre los días 4 y 7 de junio de 2016, ha reunido a expertos en el tema, profesorado y a los ganadores del Premio Unesco para la educación de mujeres y niñas así como a los del Premio a la Alfabetización.

En el año 2015, en la Cumbre de las Naciones Unidas sobre Desarrollo Sostenible, los Estados miembros acordaron que, en Educación, un objetivo principal es mejorar la la capacitación de mujeres y niñas. De esta manera, el seminario celebrado en Pekín ha explorado las oportunidades potenciales para lograr la igualdad de género en la educación y, así, reducir la pobreza y contribuir al empoderamiento de mujeres y niñas.

En este contexto, Ana García Reina ha expuesto en ese foro mundial las medidas y líneas de trabajo que se llevan a cabo desde el Ceper del Polígono Sur para reducir la brecha educativa que sufren, mayoritariamente, las niñas y mujeres del barrio. Entre éstas, se encuentran, por ejemplo, la creación de itinerarios formativos específicos, horarios adaptados para facilitar la conciliación educativa y familiar o la creación de asociaciones y espacios para mujeres y niñas.

Ana García junto a los participantes en el seminario sobre educación de mujeres y niñas en Pekín

Ana García junto a los participantes en el seminario sobre educación de mujeres y niñas en Pekín

Cambiando vidas

El barrio se encuentra en una situación muy deprimida tanto social como económicamente. Cuenta con más de un 30% de analfabetismo, que llega al 50% en algunas barriadas. La Plataforma Nosotros También Somos Sevilla, en el año 2014, contabilizó 2.748 familias que viven sin ingresos, en la pobreza total. La Comisionada para el Polígono Sur, María del Mar González, profesora titular de Psicología Evolutiva y de la Educación en la Universidad de Sevilla, tiene encomendado dirigir la normalización de esta zona de la capital andaluza marcada por el desempleo, la marginalidad y la delincuencia. Se han conseguido avances, como la reducción del 50 al 15 por ciento en la tasa de absentismo escolar.

Los alumnos que asisten al centro confiesan que sus vidas “cambian porque el orgullo y la autoestima que alcanzan es enorme. Ya no sienten vergüenza por decir que son del Polígono Sur”, asegura Ana García Reina.

Entre los resultados más ejemplares está el de Leandra González que, con más de 60 años, volvió a las aulas. Empezó poco a poco, como neolectora, pero después mejoraría tanto hasta convertirse en escritora, con dos libros publicados, una autobiografía y un volumen de testimonios de mujeres. “No me atrevía a hablar, porque creía que no era nadie. Sin embargo, he aprendido a valorarme un poco. He entendido que como yo respeto a los que hablan, ellos me tienen que respetar a mí”, afirma orgullosa Leandra.

Otra alumna veterana, Teodora Trenado, cuenta que “antes sabía leer porque después de aprenderme las letras las iba juntando por la calle, pero de escribir, nada. Ahora puedo hacer ambas cosas, soy más independiente».

En este centro educativo no sólo se enseña a leer y escribir, sino también a razonar y expresarse. Los alumnos se dan cuenta de que aprender es una experiencia enriquecedora, que les aporta confianza y seguridad en sí mismos para defenderse en el mundo actual. Así lo ve el alumno veinteañero Luis Borja, que está cursando Secundaria: “uno antes lo ve como una cosa que hacer por obligación, pero después te das cuenta que te ayuda a estar feliz”.